Si hay algo bueno de que no se permita entrar a los aficionados en los estadios (en concreto en el mío, que es el que me importa), es que en el Metropolitano no haya que soportar a un imbécil silbando a Saúl.
El imbécil futbolero es una especie que anida en absolutamente todos los estadios. Es desmemoriado y nunca sonríe. Llega a su asiento como si fuera a hacer el saque inicial. Nos pone a todos muy nerviosos porque sabe más que Klopp y que Cruyff y que Bielsa juntos, será por eso que suele ir
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