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domingo, 21 de marzo de 2021

Viaje sin retorno de Ciudadanos: ser “puente entre PP y PSOE” a riesgo de muerte

El reloj de la vida política cambió en Ciudadanos el pasado 10 de marzo. Punto de inflexión, detonante de una tensión que pone a prueba las costuras del partido, sino su futuro, después de que Ciudadanos se aliara con el PSOE para impulsar una moción de censura contra el gobierno del PP en Murcia. Una decisión que provocó todo un terremoto político en España y que ha sumido a Ciudadanos en una importante crisis.
En los últimos días se suceden las fugas y bajas de cargos por lo que consid

eran un “giro sanchista”. Salidas que erosionan y desgastan a la formación, algo que asumen y dan por descontado en la cúpula, pero que no frena la decisión de distanciarse del PP para intentar posicionarse de nuevo en el centro político. Volver a mostrarse como partido bisagra o “puente entre PP y PSOE”.
No obstante, las últimas salidas vuelven a zarandear al partido. En la formación llegó a instalarse el temor a que tras la salida de su diputada en Castilla y León

María Montero

haya más bajas y que, como sucedió en Murcia, se rompiera la unidad de partido y de acción y se validara la moción de censura del PSOE contra el Gobierno de PP y Cs.
Estas fugas, sin embargo, pese a dejar heridas y cicatrices, no varían el rumbo decidido por Arrimadas hacia el centro. La dirección actual de Ciudadanos tiene muy presente la

debacle

en las elecciones generales del 10 de noviembre, donde la estrategia impuesta por

Albert Rivera

de competir por liderar el centroderecha y cortocircuitar todo entendimiento con el PSOE de

Pedro Sánchez

dejó al partido en 10 diputados -en abril había sacado 57-. “Ciudadanos era un partido útil porque podía apoyar a unos y otros”, señala un miembro de la Ejecutiva. “Aquella estrategia se demostró que no funcionó”.

Distanciamiento con el PP

Desde su llegada a la presidencia de Cs, Arrimadas ha apostado por desandar el camino y girar hacia esa vocación de centro que estaba en el ADN

naranja

en su salto a la esfera nacional a finales de 2014, situándose como “puente entre PP y PSOE”.
De ahí que antes de que comenzara la pandemia del

coronavirus

, en marzo de 2020, Arrimadas abriera un canal de comunicación con La Moncloa -con Rivera no había diálogo alguno- y que ahora intensifique una estrategia de distanciamiento con el PP, en su propósito de virar hacia ese pretendido centro.
Una estrategia en la que se enmarcaría la

fallida

moción de censura en Murcia que, sin embargo, ha dejado magullado al partido, con críticas internas y un goteo constante de salidas. “Cs no es el PP, era un partido útil. Apostamos a la derecha para ganar a Sánchez y nos pasó lo que nos pasó entre abril y noviembre de 2019”, señalan desde la cúpula, en alusión a la caída de 57 a 10 escaños. “Siempre fuimos un partido de centro que podía robar votos a los socialistas”.

Habla el ‘ núcleo duro’

Ese espíritu que se fue difuminando hasta desaparecer por el propósito de Rivera de tratar de dar el

sorpasso

a

Pablo Casado

como líder del centroderecha es al que se aferra Arrimadas para recuperar las constantes vitales de un partido en extrema debilidad.
Dirigentes de la formacióm recuerdan que entre las primeras decisiones de Arrimadas, cuando lideraba el partido sin ser aún elegida presidenta, en diciembre de 2019, estaba la de apostar por un entendimiento de Ciudadanos, PP y PSOE -lo que bautizó como “

la vía 221

“- para evitar que

Unidas Podemos

y los nacionalistas determinaran el Gobierno. Una muestra desde el principio, esgrimen en el partido, del propósito de su estrategia centrista que, por tanto, creen, no debiera sorprender a quienes militan en la formación

naranja

.
En el

núcleo duro

del partido consideran que los acercamientos del PP a

Vox

-como puede suceder tras las próximas elecciones en Madrid o como sucedió este jueves en Murcia con los ex diputados del partido de

Santiago Abascal

– dejan un espacio político en el centro que es al que apuestan. “Apelar a esa gente que posiblemente optara por quedarse en su casa ante los extremos”, reflexionan. Un espacio que en el caso de los comicios en la

Comunidad de Madrid

también es objetivo del PSOE con

Ángel Gabilondo

. “Somos el puente entre el PSOE y el PP. Una mano tendida hacia un lado y la otra hacia el otro. Lo venimos demostrando con nuestros actos desde el 10-N”, expuso este jueves

Edmundo Bal

, persona de máxima confianza de Arrimadas, y aupado por la cúpula

naranja

a candidato en Madrid en detrimento de Ignacio Aguado. Su designación es una muestra del propósito de Arrimadas de buscar la centralidad. Bal se presenta como el candidato contra los extremos.

“En el camino correcto”

“Tras las últimas elecciones generales quedó claro que éramos el centro político español que puede pactar a los dos lados. Deseo que los que nos quedemos [en Cs] nos creamos qué es el centro”, ahondó, tras conocerse la

última salida

del partido, la de la diputada

Marta Martín

, portavoz en temas de Educación. “Estamos y seguimos en el camino correcto y de aquí no nos vamos a mover. Quien no se crea esto no está en el partido correcto y que se vaya cuanto antes”.
La estrategia de Arrimadas de marcar distancias con el PP para intentar situar a Cs en un escenario de pactos con

populares

y socialistas es, además, bien vista en el Gobierno, pues consideran que puede situar a los

naranjas

como un nuevo posible socio ante las dudas que genera el grado de beligerancia que pueda adoptar

ERC

en el

Congreso

tras pactar con

Junts

y la

CUP

el gobierno catalán. “Tenía la confianza de que Arrimadas hiciera una labor complicada como es desprenderse de la rémora de Rivera. Tienen que tener una voz más propia, más capacidad de romper y tener menos miedo”, maniene la presión el Gobierno, en boca de

María Jesús Montero

, portavoz del Ejecutivo.

Reunión en el Congreso con los diputados

En medio de la fuga de cargos, incluidos diputados y senadores, Inés Arrimadas convocó a sus 10 diputados el pasado jueves en el Congreso, a las 08.30 horas, a una reunión «obligatoria». Allí, la líder ‘naranja’ expuso la situación, ahondó en su estrategia de buscar el centro para pactar con PP y PSOE y pidió compromiso a sus cargos para que dejaran el acta si decidían irse, en una suerte de conjura, relatan fuentes conocedoras. Los presentes fueron tomando la palabra. La última en hacerlo fue Marta Martín, que unas horas después abandonaba la formación y entregaba su acta.

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