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martes, 16 de marzo de 2021

La agonía de Laporta para ser presidente del Barça

BAJO REGISTRO

Actualizado
Martes,
16
marzo
2021

17:19

El presidente electo del Barcelona acuerda la estructura del aval de 124,6 millones de euros que debe ser validado ante notario y ante LaLiga antes de este miércoles por la tarde. De no hacerlo, el club se vería abocado a nuevas elecciones

Joan Laporta, este lunes en el Camp Nou.

Joan Laporta, este lunes en el Camp Nou.
TONI ALBIR EFE

Una de las candidaturas rivales de Joan Laporta en el último proceso electoral, cuestionada por la agónica investidura presidencial, definía este martes la situación con extrema crudeza: «Todo ha sido un despropósito».
Más allá de esas rencillas que parecieron poca cosa después de ver el abrazo entre los presidenciables la noche en la que Laporta ganó las elecciones, el amanecer del nuevo proyecto del abogado no está siendo tan plácido como su triunfo en las urnas. De hecho, el que

fuera mandatario azulgrana entre 2003 y 2010 no logró acordar hasta este martes la estructura del aval de 124,6 millones de euros. Paso necesario para tomar posesión de su cargo. Para ello, además de la garantía del Banco Sabadell, tuvo que recurrir a la mano tendida en forma de contraaval por la energética Audax, propiedad de

José Elías

y cuyo máximo colaborador es

Eduard Romeu

, que será quien entre en el club al no tener Elías la antigüedad de socio que exige la carta magna de la entidad. El plazo para que ese aval sea enviado a LaLiga y también validado expira este mismo miércoles, una vez se cumplan diez días naturales respecto a las elecciones. De no ser aceptado, una Gestora volvería a dirigir el club y convocar nuevos comicios.
El embrollo ha desvelado que la candidatura de Joan Laporta, pese al largo proceso electoral, había descuidado asegurar la estructura del monstruoso aval que exige la Ley del Deporte (el 15% del presupuesto de gastos) para los clubes que no son sociedades anónimas (Barcelona, Real Madrid, Athletic y Osasuna). En esas cuatro entidades, los directivos tienen que responder con su patrimonio a las pérdidas. A Laporta todo se le torció cuando

Jaume Giró

, ex director general de la Fundació La Caixa, renunció a formar parte de la directiva el pasado sábado. Quien debía ser el vicepresidente económico había liderado las negociaciones para obtener el aval, siendo él mismo uno de los que mayores garantías podía ofrecer. Giró, sin embargo, optó por renunciar en la última curva (oficialmente por «motivos laborales»), por lo que el equipo de Laporta quedó a expensas de encontrar nuevas piezas para el puzzle.
El Banco Sabadell es quien se hará cargo del aval, aunque los directivos, sin Giró, no podían aportar más de 50 millones de euros. Para ello se abrían varias opciones, con los contraavales como solución más apropiada y la participación de Audax, con una cantidad cercana a los 45 millones de euros. Se negoció con fondos buitre estadounidenses, aunque los intereses a pagar por los miembros de la junta de su bolsillo, sobre un 7%anual, hacían inviable la operación.
De ahí el inicio de una carrera frenética por incorporar a empresarios que ejercieran de avaladores externos y que, aun sin incorporarse a la directiva, quisieran poner su patrimonio como garantía. Y, sobre todo, la irrupción de José Elías y su grupo de comercialización y generación energética Audax. Elías, que el pasado mes de marzo ya trató de acercarse a la candidatura de

Víctor Font

, ofreció la posibilidad de completar el aval a través de su mano derecha y vicepresidente de Audax, Eduard Romeu. Una manera de asegurar su influencia en el gobierno del club.
En cuanto al papel como intermediario de JB Capital, la entidad propiedad de Javier Botín, según las fuentes de la negociación consultadas, había venido trabajando en los últimos años con el Barcelona asesorando al club en la reestructuración de su deuda. Pero, en la consecución de este aval, no ha tomado partido.
A expensas de la validación notarial y de LaLiga, aún por resolver, Laporta confía en ser investido este miércoles sobre el césped del Camp Nou, con 300 invitados en la grada. El prólogo de su legislatura, con unos directivos que avalan mucho más que otros y la influencia que puedan intentar ejercer los avaladores externos, ha puesto a los protagonistas sobre aviso.

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