El Ejecutivo aún confía en un posible entendimiento con Ciudadanos en el Congreso, pese a que el grupo parlamentario naranja está roto
María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, en el Congreso.
EFE
El giro que Inés Arrimadas persigue en Ciudadanos, para volver a convertir a la formación en un partido que pueda pactar a derecha e izquierda indistintamente, abrió una perspectiva en el Gobierno de contar con un nuevo socio con el que pactar. Los problemas que han encontrado los naranjas, las fugas, la relación con el PP… han congelado esa perspectiva que permitía a Moncloa distender sus ataduras de los nacionalistas en el Congreso. De ahí que el Ejecutivo anime a Arrimadas a “no tener miedo” para romper con la herencia recibida de Albert Rivera y marcar distancias con el PP.
Albert Rivera, en su última etapa al frente de Ciudadanos, lo apostó todo a competir con el PP para convertirse en la referencia del centroderecha. Se priorizaron pactos con los populares y se cortocircuitó todo entendimiento con el PSOE de Pedro Sánchez. La apuesta salió mal. Rivera se fue y llegó Arrimadas, que persigue recuperar esa esencia de partido ‘bisagra’ de entendimiento a izquierda y derecha.
Así, en febrero-marzo del año pasado, antes del estado de alarma, Ciudadanos abrió un canal permanente de comunicación con Moncloa, aún en vigor. Una apuesta que el Gobierno percibió como una oportunidad de sumar un nuevo socio en la geometría variable del Congreso.
“Tenía la confianza de que Arrimadas hiciera una labor complicada como es desprenderse de la rémora del señor Rivera, que sigue ahí. Tienen que tener una voz más propia, más capacidad de romper y tener menos miedo”, ha expuesto María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Ejecutivo, en una entrevista en la Ser. “En política hay que arriesgar”, ha añadido, expresando que, por ejemplo, los naranjas vivían una situación de “humillación” en Murcia.
El Gobierno aún confía en un posible entendimiento con Ciudadanos en el Congreso, pese a que el grupo parlamentario naranja está roto y ya ha perdido un diputado, que se ha marchado al Mixto, quedándose en nueve miembros, y no se descartan más salidas como la de la diputada Marta Martín. Con todo, el mensaje de Moncloa es claro: piden a Arrimadas que intente “cumplir con la vocación que los votantes habían depositado en el partido que pueda ser una formación bisagra que dependiendo de las circunstancias de apoyos a gobiernos de izquierda o de derecha”.
Ese cambio de rumbo es claro y la apuesta en la que sigue empeñada Arrimadas. Así se transmitió en la Ejecutiva nacional que celebró la formación el lunes pasado para tratar de cerrar las crisis abierta por la moción de censura fallida en Murcia. “Cs no es el PP, era un partido útil. Apostamos a la derecha para ganar a Sánchez y nos pasó lo que nos pasó entre abril y noviembre de 2019”, señalan desde la cúpula naranja, en alusión a la caída de 57 a 10 escaños en la repetición electoral de las generales. “Siempre fuimos un partido de centro que podía robar votos a los socialistas”.
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