Liga Santander
Barcelona – Betis (16.15 h.)
El portuense y el holandés se encuentran en el Camp Nou tras el convulso periodo que ambos vivieron en el Valencia, con cruce de acusaciones mutuo.
“Estoy cansado de muchas cosas y bastante cabreado”, dijo Ronald Koeman (Zaandam, Holanda; 1963) en una de sus últimas ruedas de prensa como entrenador del Valencia. El equipo se le había ido de las manos. Albelda, Cañizares y Angulo habían sido apartados de la plantilla. Se sucedían las derrotas. Juan Soler, el presidente que lo avaló, se había marchado del club por problemas de salud. El vestuario estaba roto.
A Joaquín Sánchez (El Puerto de Santa María, Cádiz; 1981) se le notaba la incomodidad en un barco que iba a la deriva. Así lo dijo en público y en privado. A Koeman se le atravesó el carácter del portuense, amigo de los desterrados y uno de los líderes de la pequeña revuelta contra el técnico holandés. “Había veces que teníamos que explicar nosotros en la pizarra cómo debíamos jugar”, llegó a decir el futbolista, para el que aquellos meses “no fueron una experiencia agradable”.
Esta tarde se cruzarán, sin saludarse, sobre el césped del Camp Nou. Barcelona y Betis se enfrentan en la novena jornada de Liga y entre Joaquín y Koeman habrá poco más que silencio. Ya se dijeron de todo en aquella 2007/2008, que acabó con una Copa que no se celebró y una destitución en la jornada 33, cuando el Valencia caía derrotado por 5-1 en San Mamés y el descenso estaba a apenas dos puntos.
“Costó 30 millones”
Nada más regresar a su país, Koeman concedió una entrevista al programa de la televisión holandesa ‘FC Het Gesprek’: “Joaquín costó 30 millones de euros, pero ha ofrecido un rendimiento de 30 euros”, dijo. “No me arrepiento de haber fichado por el Valencia. De lo contrario, no hubiera sabido lo que era. Aunque si no hubiera ido, podría haber sido seleccionador de Holanda o entrenador del Barcelona. Estaba en una lista para serlo”, añadió. Curiosamente, el tiempo le haría cumplir ambas expectativas.
Joaquín entró al trapo de inmediato. “Ojalá ser la mitad de listo que él, que se ha llevado siete millones de euros en cinco meses”, dijo. “Ha demostrado ser mal entrenador y de buena persona tiene poco”, añadió. Y una frase que quedó marcada en los aficionados: “De lo único de lo que se preocupaba era de que hubiera cinco o siete botellas de vino en la cena. Que se acostaba calentito”.
El fuego se apagó solo, pero aún queda la ceniza de aquel cruce de declaraciones. Joaquín ha evitado reavivar la llama en la previa del partido. El Betis de Pellegrini está buscando regularidad en su fútbol y el Barcelona sigue perdido en su laberinto institucional. El capitán verdiblanco sólo piensa en ganar, “sea de la manera que sea”, y dedicar la victoria a José Manuel Rodríguez Olivares, ‘El Mani’, cantante de sevillanas, ilustre bético, y amigo del futbolista, que falleció esta semana a los 59 años de edad. Lejos quedan ya aquellos tiempos de Mestalla, los calentamientos en balde, las rajadas ante los micrófonos y los incendios de puerta para adentro.
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