Champions League
La Serie A promedia 3,7 goles por partido frente a los 3,2 de la Premier o los 2,3 de la Liga española / Carboni analiza las razones de una tendencia que crece en las últimas temporadas: más posesión, extinción del defensa que marca al hombre e inversión en delanteros
El Inter que visita Valdebebas es un exponente de la revolución ofensiva que se produce en el fútbol italiano, interpretada como un paso adelante en busca de mayor espectáculo tras años de crisis en el ‘calcio’ o como una traición al viejo ‘catenaccio’ al que tanto debe la tetracampeona Italia. Después de marcar un récord histórico de goles la temporada pasada (1.154), la actual Serie A lleva camino de batirlo, con una media realizadora de 3,7 goles por partido, más que la burbujeante Premier (3,2) y, por supuesto, que la Liga (2,3).
Con un encuentro menos, el Inter ha marcado dos goles más (15) en su torneo doméstico que el Madrid (13). En cambio, ha encajado el doble que los blancos (10 frente a cinco). Es el ‘calcio’ al revés, un fenómeno creciente desde las últimas temporadas. Hace cuatro, en el curso 2016/17, ambos torneos empataron en la producción de goles (1.118). Desde entonces, la Serie A siempre ha estado por delante hasta el mencionado récord de la última temporada, cuando sumó 112 tantos más que la Liga.
Las explicaciones a este fenómeno que ya no es cosa de unos pocos, como la poderosa Juve, el emergente Atalanta o el renacido Milan, son varias, en opinión de Amedeo Carboni, que antes de llegar al Valencia compartió en el Parma, Sampdoria y Roma algunos de los mejores años de la última gran era del calcio, a finales de los 80 y principios de los 90. «Durante los últimos años, el fútbol italiano asumió que debía cambiar, evolucionar, porque era evidente que se había quedado atrás con respecto a la Premier o a la Liga española. Esto no sólo trajo una mayor inversión en delanteros, a medida que los clubes se recuperaban económicamente, sino también un cambio en la formación futbolística de los jugadores», explica el italiano.
Defensas formados como centrocampistas
«Los entrenadores de nueva generación -prosigue- empezaron a buscar niveles más altos de posesión, algo que antes jamás nos había importado en Italia, porque para nosotros el partido perfecto era 1-0. En consecuencia, se transformó el perfil de los defensas, educados hoy casi como centrocampistas para la salida del balón, pero peores en la marca al hombre, en el uno contra uno. Apenas vemos a Bonucci o Chiellini». Tienen 33 y 36 años, respectivamente.
El uruguayo Godín, en el Inter, puede considerarse de ese perfil. Tiene 34. «Los defensas más jóvenes vienen con otro estilo más adecuado para la posesión, pero pierden la mayoría de duelos con atacantes que están entre los mejores del mundo. Eso se traduce en más goles, lógico», continúa Carboni.
El propio Inter es un buen ejemplo de esa apuesta, con nombres como Lautaro, Lukaku, Alexis Sánchez o Perisic. El segundo, que finalmente no jugará este martes en Valdebebas, marcó 34 goles en 51 partidos en su primera temporada en Italia. Hasta la tiranía de Cristiano ha cedido ante delanteros emergentes como Immobile, que le arrebató el cetro de máximo artillero el pasado curso, o frente al fulgurante regreso de Ibrahimovic. A sus 39 años, el sueco ha marcado 16 goles desde su llegada en enero, siete en cuatro partidos disputados esta temporada. El último, de chilena ante el Udinese, mantiene líder al Milan.
Los cinco cambios y la crisis del Covid
«Al contrario de años atrás, los grandes equipos del calcio ya tienen atacantes de altísimo nivel, aunque es difícil competir económicamente con la Premier y la Liga. La tendencia también irá a más, junto a la aparición de delanteros nacionales como Immobile [Lazio] o Belotti [Torino], porque los generará esta nueva cultura», prosigue.
Para el ex jugador y director deportivo del Valencia, sin embargo, también la crisis del Covid-19 ha producido una situación favorable al aumento de los goles, en general, en la última temporada y la actual. «Los cinco cambios influyen mucho, porque normalmente siempre se sustituye a jugadores de ataque y con tantas opciones puedes refrescar a toda la delantera. Es muy extraño ver el cambio de un central, salvo por lesión. Esto provoca que un mismo defensa se deba enfrentar a dos delanteros diferentes en cada partido, mucho más frescos, hecho que aumenta la dificultad, unida a la menor formación y experiencia en los marcajes al hombre», finaliza Carboni, para quien el 1-0 de ayer, hoy ya no sirve. Tampoco para el Inter.
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