A los porteros les pasan cosas. Buenas, malas o regulares, pero diferentes. Incluso con las lesiones. Busquets padre se quemó las manos al cazar una plancha voladora que amenazaba la cabeza de su hijo Sergio. Pumpido saltó a tocar el larguero, se le enganchó el anillo de boda en un gancho de la red y perdió un dedo. Cudicini sacó a pasear al perro y éste tiró de la correa con tanta fuerza que arrastró a su dueño hasta el quirófano con una rodilla a la virulé. Y Santiago Cañizares se perdió el Mu
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